La silueta del florero se despliega en un arco traslúcido resplandeciente. Está tallado en un tramo continuo e ininterrumpido de cristal, es una pieza llamativa, amplificada aún más por su considerable tamaño, es capaz de convertir cualquier arreglo floral en un verdadero escaparate botánico, permitiendo que los tallos se extiendan ampliamente y los cogollos florezcan libremente.